31.3.09

A TI CELESTIAL PRINCESA…


A
Ti, Celestial Princesa,
que el Señor te posó en Sevilla,
convertida en Flor de Hiniesta
para obrar sus maravillas,
en un Subterráneo profundo,
Mercedes, Dolores y Penas
para homenajear a María
de Gracia y Amparo llena.





En los Servitas, Piedad,
Refugio, Consolación y Regla
alumbran el miércoles santo
cuando el beso de engaño pesa
lleno de gotas de Rocío
contagiadas de Tristezas.





Y Carmen se acerca a Sevilla
dejando atrás las mareas.
Para secar sus Lágrimas
un Dulce Nombre que suena,
Loreto en San Isidoro,
Templo áureo que consuela,
Encarnación, Candelaria,
Angustia la cigarrera
que aprendió de la Victoria
esa Antigua tarea
de calmar Desamparados
mientras el Rosario reza
y el coro de Ángeles pasa
pidiendo que un Buen Fin sea.





De San Antonio a Burgos
una Palma se cimbrea,
Mayor Dolor en la sombra,
Tú siempre Bendita Seas,
Dolor y Misericordia,
Quinta Angustia de tu pena
cuando amortajas a Cristo,
Montserrat, con suave seda,
mientras recibes consuelo
y Villaviciosa contempla.
¡Homenaje de Sevilla
a María siempre Eterna!


27.3.09

EN TAN GRACIOSA BELLEZA...

En tan graciosa belleza, Sevilla, que derramas por tus calles y plazas y que, los imagineros, a lo largo de tu historia, han sabido recoger en las caras de Tus dolorosas.

El azahar sirve para dar olor a la Madre de Dios en cualquiera de sus palios. Desde el barrio más humilde al centro más señero de la ciudad. De una punta a otra, Sevilla está sembrada de naranjos para llenar de perfumes el camino del Señor y su Madre, como si de un tarro de óleos que portara Magdalena se tratara, pequeño acicate en el que María se consuela desde Torreblanca al Barrio León, pasando por Bellavista, Pino Montano, Heliópolis… llegando a todos los rincones más recónditos de esta fernandina ciudad. Verdes naranjos que extienden el manto de belleza que cubre la ciudad en estos días.

Como verdes son tus ojos, Señor, en el Polígono de San Pablo. Mirada triste y angustiosa mientras Herodes te señala y el sayón porta la blanca túnica de locos con la que han de revestirte. Qué ejemplo de aceptación… qué sutil forma de demostrarnos a todos tu particular manera de revolucionar el mundo. Y mientras me haces pensar en todo esto, Señor Cautivo, sólo puedo concentrar mi mirada en Tus manos atadas… el Cautivo de Sevilla…

Fotografía Hdad. de San Pablo


No sé si son Tus manos,
o Tu vidriosa mirada,
o Tu pelo enredado,
o Tu cara angustiada,
lo que me lleva contigo
y que me llega hasta el alma,
lo que me hace seguir
sin perder la Esperanza.
Por eso quedo cautiva,
cautiva de Tu mirada,
presa del sufrimiento
que golpea hasta Tu alma
dolorida en lo más hondo,
y de Tus manos atada.
Por eso, Señor, hoy te pido
una cosa, apenas nada…
¡Rescátame, Mi Cautivo,
del pozo de Tu mirada!


Y en pos de Ti, Jesús Cautivo y Rescatado, ha de venir tu Madre, que levanta corazones a su paso, Señora del Rosario de San Pablo… Hace poco tiempo que descubrimos el agua cristalina de tu mirada y el consuelo que nos ofrece tu nombre, Rosario, pues en ella se refleja un barrio entero que se rinde a tus plantas cada vez que estás cerca de nosotros, Madre Bendita, bien en tu devoto besamanos o bien en el día de la ilusión y la fiesta del barrio que no es otro que el Lunes Santo. Nadie puede negar que eres la Madre del Cautivo, pues heredó de Ti la piel aceituna, el dolor escondido en su rostro y esa Mirada de AMOR…


Ni corona te hace falta
para Reina proclamarte
en ese preciso instante
en el que un barrio te aclama
su Tesoro y su Baluarte



Por eso, cuando comiencen los fríos del otoño y las tardes vayan acortando las horas de luz en un incipiente mes de octubre, iremos a encontrarnos Contigo para desgranar en tu honor las cuentas del Rosario de nuestras vidas. Volveremos para desvelar uno a uno los Misterios Gozosos y Dolorosos de tu alma cual corona de rosas para que no se nos olvide que eres Madre de Dios y Madre nuestra al respirar su exquisito perfume…



Por ir diciendo las letras
de tu nombre, un relicario,
las voy diciendo una a una,
diciéndolas muy despacio,
recreándome en tus ojos,
sintiéndolas en mis labios,
despetalando la rosa
que forma tu nombre, Rosario.


En el día del Agua que sana, no podemos dejar de recordar la Fuente que nos otorga la Salud que, llena de Pureza, nos viene desde el Barrio León. Manantial caudaloso que vela por nosotros y los nuestros, estela blanca que cruza Sevilla de las afueras al centro, azucena purificada y flor intacta de un barrio obrero que te mimó como a nadie. Cincuenta y cinco años cumples al lado de los tuyos y te paseas entre sus gentes como una mocita sonrosada en busca de su Tesoro más valioso: Tu Hijo Bendito interrogado por Caifás…


Una Virgen de Triana
rebosante en juventud,
pasea su pulcritud
y su belleza lozana.

Dicen que tiene una Fuente
y que si bebes, sanas,
y todo el mundo se afana
por estar allí presente,

y beber del Manantial
que su mirada produce
y al mirarla te seduce
con su abundante caudal

donde verás la virtud
de esta hermosa mocita,
su nombre Triana grita
¡Virgen Santa de la Salud!


Fotografía Daniel Villalba


Es su caudal inagotable, como el de Aquella que vive en Dos de Mayo y arrastra todo un río de historia escondido en su mirada. Morena del Arenal que emula a su homónima extremeña, de la que yo no me puedo olvidar y que tiene sus orígenes en Sevilla.


La imagen de la Morenita fue traída de Roma, tras salvar a la ciudad de una epidemia de peste y entregada a San Leandro, arzobispo de esta Mariana urbe, que la depositó en el Templo principal para su veneración y culto hasta que el peligro sarraceno invadió Itálica a principios del siglo VIII.


Huyendo del peligro, la imagen fue llevada a Extremadura y escondida en las orillas del río Guadalupe donde permaneció hasta que el pastor cacereño Gil Cordero descubrió su presencia y, desde allí, la Señora volvió a cubrir con su manto a la humanidad entera.

Es, pues, su caudal razón suficiente para que la Señora titular de la Hermandad de las Aguas, Ntra. Sra. de Guadalupe, tenga su sitio en la ciudad en la que siempre estuvo como Pura y Limpia.

No es la única advocación de vírgenes morenas que tiene Sevilla y es que, cuando miramos el dulce rostro de la Señora de Montserrat o el de la Virgen de la Cabeza, nos evoca a ese pasaje del Cantar de los Cantares por el que María Santísima habría dicho: “Tengo la tez morena, pero hermosa, muchachos de Jerusalén, como las tiendas de Cadar, como los pabellones de Salomón. No os fijéis en mi tez oscura, es que el Sol me ha bronceado” (Ccant, 1:5,6). He aquí otra elección del Señor.

24.3.09

PUES TODO UN DIOS SE RECREA…

Pues todo un Dios se recrea en la belleza que derrochas, Sevilla. Tanto que te eligió para en ti morar y ensalzar la Pureza de su Madre Castísima. Las elecciones del Altísimo…

Allá en el siglo I ya se presagiaba el futuro de Sevilla. Sí, no miren extrañados, se presagiaba… pues elegiste nacer en el seno de una familia carpintera y tu tierna infancia se vio rodeada de serrín y virutas con las que jugabas incansablemente. Siempre la madera unida a tu vida, Señor… y también a tu muerte, pues cargaste la cruz de madera en la que ibas a morir crucificado. Es la madera aquí, entre Jerusalén y Sevilla, el nexo de unión de tu vida en las dos ciudades.

Habrían de pasar quince siglos después para volver a hacerte presente entre nosotros y lo hiciste en las manos y las gubias de dos grandes genios, maestro y discípulo, que se pusieron a tu servicio para recrearte y hacerte permanecer por los siglos de los siglos. Fueron Martínez Montañés y Juan de Mesa los dioses de la madera, los creadores de tu vida, Señor, y hacedores de tu nuevo nacimiento. En su taller establecías tu particular portal y, desde allí, alumbrarías el mundo de nuevo. Dios escogió Sevilla para nacer y vivir mil quinientos años después de encarnarse en Nazaret, y también la escogió para que fuera su Monte Calvario, su Gólgota y su vía dolorosa en la que nos redimirá a todos.

En la noche fría de sueño helado cargarás tu muerte en dos ocasiones. La primera, al atardecer, con los gorriones de fondo calmando tu pesar. Tu pisada será suave, Señor, y la llamá será cortita porque, en la tarde del Jueves Santo, quienes son tus pies saben que portan el Cordero Divino en su bandeja de plata. Dolor, muerte, dolor… ‘Padre, ¿es necesario? ¿He de morir para redimir a la humanidad…?’ Y el plomo de la tarde le asiente a Cristo mientras carga su cruz a la espera de su final desenlace. Este es sólo el preludio de lo que está por venir, el legado del Maestro Montañés y la fuerza de Dios vivo.


Fotografía SELU DE MONTESION


Porque en mitad de la madrugada vendrá coronado el Cordero. Pero su corona no será de zafiros ni perlas, ni tampoco las flores adornarán su testa. Su corona es una sierpe, un enredo, la falacia, las mentiras, las guerras, los enfrentamientos, las muertes de tantos y tantos inocentes en todos los países por sinrazones sin sentido, el maltrato a niños, a mujeres, a inocentes, a individuos,… Y si ni siquiera somos capaces de ver esto, Señor, ¿cómo comprenderemos que cargar el madero es un signo de AMOR? ¿Cómo entenderemos, mientras racheas tu paso y avanza tu zancada, que tu muerte es la Salvación y tu Gran Poder la Vida? Me pregunto si algún día llegaremos a entender que tu silencio es Verdad y tu presencia Camino por el que han de discurrir nuestros destinos…



Pero en mitad de la noche

ha de llegar el momento

de mirar en los adentros

y perdonar los reproches.


Pues se acerca el Gran Poder

a bendecir con su mano

a todos los sevillanos

que se acerquen hasta Él.



Si mientras se desarrolla el sueño habremos de verlo cargando el madero, en cuestión de unos minutos lo veremos en él crucificado, en un monte Calvario que se desplaza a lo largo de Sierpes tras un goteo incesante de capirotes negros.


Fotografía SELU DE MONTESION


Un Calvario entre Esperanzas, curioso, ¿verdad? Tal vez nos quiera transmitir un mensaje. Tal vez el silencio de la cofradía de la Magdalena hable por sí solo. María nos presenta a su hijo muerto entre dos rosas de Esperanza nacidas en las huertas más hermosas de la ciudad que lo embalsaman contagiándole la vida. ‘¡Qué no, sevillanos! ¡Que mi Hijo sólo va dormido, sumido en un sueño de resurrección eterna! ¡Que las Esperanzas lo mantienen con Vida! Y así os lo presento, como aquel día en el Templo…’

Fotografía SELU DE MONTESION


Nota de autor: Agradecimientos a Selu de Montesión por la cesión de imágenes para ilustrar esta entrada.

23.3.09

Y ETERNAMENTE LO SEA…

Y eternamente lo seas, Sevilla… a ti, que has visto pasar los años y los siglos, que la historia ha marcado tu rumbo y te dio un Faro para guiar a los tuyos, y que te otorgó varios referentes cofradieros para seguir permaneciendo de aquí a la eternidad.

Tú llevas guiando desde hace siglos su propia historia, haciéndolo a tu manera, como Tú quieres, desde tu pequeña capilla de San Antonio Abad. Abrazando tu cruz, siempre la cruz… ¿Hay mayor prueba de Amor que abrazar tu propia muerte? ¿Hay mayor signo de ternura que asumir con tanta aceptación tu condena…? Y, sin embargo, desde que Ocampo te tallara con esas gubias de cariño, llevas encabezando la Madre y Maestra de los Nazarenos de Sevilla. Madre, por ser modelo para todas, por marcar un camino en la religiosidad popular humana, y Maestra por enseñarnos a defender los pilares básicos de un cofrade de a pie desde el siglo XIV a hoy día. Acabamos de empezar el tercer milenio y tus principios no se han modificado ni un ápice: defendemos el Dogma de la Concepción de María sin mancha con tanta fuerza como aquel año de 1604, seguimos, en esa madrugá de noche eterna, llevando su Pureza por todos los rincones. María tuvo que nacer en Sevilla, porque es imposible que desde siempre haya habido ciudad más consagrada a Ella. Es por eso, que estos días, más que nunca, Sevilla es Jerusalén y Jerusalén, Sevilla. Pues aquí quiso morar la Madre de Dios y descansar para siempre con el amor de su gente.

Fotografía de Eugenio Borrego Páez

Y muy cerca de la Madre y Maestra, tenemos la Verdadera Vera+Cruz del Señor que reposa su gótica y plácida muerte en la quietud de un templo que ha sufrido tanto como Tú a lo largo del tiempo. Eje trazado de Alfonso XII a San Vicente que constituye uno de los ejes principales de la fe sevillana. Porque Sevilla esta llena de ejes que forman triángulos enlazados unos con otros; desde una punta a otra, la ciudad se constituye en múltiples poliedros triangulares para significar que es el lugar elegido por Dios mismo y su Madre para morar por los siglos de los siglos. Curiosamente el triángulo que simboliza desde los confines del tiempo al Señor.

Como triángulo forman los ejes de tu Cruz arbórea Verdadera, que se eleva desde la fuerza que otorga el paso del tiempo, cada Viernes de Dolores en la más absoluta intimidad de la fe de tus hijos, Señor Crucificado.

Señor, que duermes y aceptas tu muerte, que nos enseñas a asumir el devenir de los días desde nuestra más alegre juventud. Cuántas tardes, Señor, de lecciones sabias sobre la vida, de aceptación de uno mismo y de mostrarnos la realidad día a día, desde la intimidad de tu emplazamiento en la capilla de la Real Fábrica de Tabacos. Cuántas lecciones magistrales de cariño, amor, solidaridad,… para combatir los duros golpes de la violencia, mientras nos enseñas a morir plácidamente con esa paz que invade todo lo que te rodea… Paz,… Paz,… ¡Ya está bien de manos duras en una tierra que creaste para que la disfrutáramos! ¡Basta ya de disparos por la espalda por aquellos que no son capaces de dar la cara y se esconden para matar! ¡Basta ya! ¡Aquí tenemos nuestras manos blancas para combatiros! Con lecciones como la tuya, Señor, lo hacemos desde la más absoluta convicción de cambio.


Para tus cinco llagas, cinco rosas,

mientras esperas en tu cruz clavado,

tu cabeza sobre el torso has inclinado

y mana ya tu sangre primorosa.


Enséñanos, Señor, la Vida Hermosa

que da el Agua que mana en tu costado.

Yo pondré rosas en tus pies clavados

y aliviaré tus manos con mis rosas.


Enséñanos, Señor, el Sueño Helado,

el brillo de la Luz Resplandeciente

al recoger la sangre en tu costado


con un puñado de rosas suavemente,

y aprender de Ti, mi Cristo Amado,

Tu Lección y Cátedra de Buena Muerte.


Fotografía archivo propio

Pero la calle Laraña nunca ha estado sola, porque si un día tuvo Tu Jardín de rosas, Señor, hoy tiene un Valle de lágrimas profundas en el que nos miramos cual espejo a diario. Trazaremos otro eje de fe para verte asumir y cargar tu muerte, para que sigas dándonos lecciones… “Mujeres de Sevilla, no lloréis por Mi… llorad por vuestros hijos…” nos dices a la vez que extiendes tu sagrada mano para mirarte en los espejos de aguas cristalinas de tu Madre Bendita. “Mujeres de Sevilla, consolad a mi Madre en el llanto de su desconsuelo y acompañadla en su Valle de Lágrimas…”


Fotografía J. Mejía

Mientras, la candelería que la ilumina llora con Ella. Desde que San Juan y Magdalena dejaron de consolar su llanto, se gasta gota a gota la cera olorosa que imita sus lágrimas y calma su soledad.

Lágrimas de una tristeza inmensa, que se derraman desde el principio al final para compartir un Dolor y calmar las Penas, esas que cada Lunes Santo, desde el antiguo barrio de San Vicente, empiezan a formar el río de Aguas santas que nos otorga la salvación del Señor. En el Museo comienza ese manantial de nazarenos para calmar nuestra sed. Desde el Museo nos llega, como pequeño oasis letífico, la Expiración de Nuestro Señor, pidiendo la última voluntad del Padre. Esa que piden a diario, hora a hora, los enfermos en las camas de nuestros hospitales. Y el último postrer ha de venir en forma de manantial caudaloso de Aguas que se extiende Alfonso XII adelante…


Mira mis humildes manos, Señora,

hoy quieren cantar tus alabanzas,

quitarte la pena que te atenaza

mientras tu corazón y tu boca imploran.

Acuérdate en nuestra última hora

y danos de beber de tu bonanza,

calma la sed que nos amenaza,

María Santísima, de las Aguas Señora.

22.3.09

BENDITA SEA TU PUREZA…

Bendita sea tu Pureza, Sevilla, esa que pregonas durante todo el año celebrando las Glorias de María Santísima. Bendita sea la Luz que te ilumina para que nos aparezcas recién florecida, y nuevamente perfumada, dispuesta a recibir en cada rincón el aroma de la cera y del incienso. Alabada sea la ilusión que nos despierta cada Domingo de Ramos para sentirnos niños y nacer a la vida de nuevo.

Sevilla comienza a escribir su Evangelio una vez más. Y nosotros seremos el enésimo evangelista que vivirá con Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección, que acompañará a la Madre en su infinito Dolor como hiciera su amado San Juan, y que hasta despertará a los discípulos a toque de tambor cuando el Señor se encuentre Orando en el Huerto de los Olivos. Daremos vivo testimonio con la trabajadera, porque somos cristianos comprometidos con nuestra fe, porque un Domingo de Ramos más es una prueba de Iglesia Viva, de un tú a tú con Dios, de una reafirmación de su propia Palabra: ‘Amaos los unos a los otros, este mandamiento os dejo…’

Y Sevilla comienza hablando de Amor a lomos de un borriquillo para dejarse mecer por Cuna nada más salir. Nos enseñará la senda de Amor que trazó para nosotros y el sentido de su dolor y sufrimiento.

Es Sevilla una Jerusalén resucitada, una vía dolorosa llena de estaciones en cada esquina; un rosario de Padrenuestros elevados al aire para proclamar la grandeza de Dios por bocas que nacieron cerradas, por ojos que nunca verán la belleza del arte y por oídos que jamás oirán Tus pisadas, Señor. Dales consuelo para este triste mundo que los desprecia y haz que sigan tu ejemplo de Silencio ante la mano dura del poder y la corrupción que los atenaza. Enséñalos a vivir como vivió tu Madre, que cada tarde se asoma a la calle Feria de puntillas para decirnos a todos que sigamos llamándola Mara, porque el Todopoderoso aún sigue llenándola de Amargura. Ella, que escuchó las súplicas de los más débiles, necesitó de unas manos menudas para instaurar tu Reino, Señor. Precisó de la pequeña ayuda de Madre Angelita para llegar a los más débiles. Tú quisiste que fuera santa, y, desde entonces, en la calle de Sor Ángela se respira un airecillo de convento ajetreado a todas horas del día…

‘¿A dónde tan a prisa, Madre?’, ‘A ver a la Señora, porque con su ayuda hemos podido alimentar tantas bocas…’. Realidades que se han ido sucediendo porque Ella, desde su camarín, y en compañía del discípulo amado, que no ceja en consolarla, ha extendido su clemencia ante Dios.

Pero seguirá siendo la Amargura… Silencio perpetuo, humano, sencillo, femenino, sevillano… No puede escuchar lo que le dice Juanito… porque ha enmudecido ante el dolor:


San Juan a Ti te consuela

desplegando su dulzura,

hablándote con ternura,

mientras tu alma se hiela,

¡María de la Amargura!



La tarde del día soñado languidecerá en llamas de cirios llevados por nazarenos de ruán negro. Ha sido necesario que antecediera un Silencio Amargo para desplegar por completo tu nombre y terminar así el día de la ilusión de los niños y el renacer de la vida.

Se abre el Salvador y apareces Tú, descendiendo la rampa en el más absoluto silencio, porque Sevilla tiene un idioma propio para nombrar las cosas que no tienen nombre y para expresar aquello que es tan inexplicable que unas humildes letras no pueden abarcar.

La cabeza has inclinado sobre tu pecho, y lo has hecho con Amor. Extendiste tus manos cansadas y heridas y lo hiciste con Amor; y tu cuerpo pierde la verticalidad para decirnos ‘¿A qué esperáis? ¿No veis que os espero con los brazos abiertos para daros AMOR? ¿Que os traigo el Socorro en mis manos para aliviar vuestra carga de cruz? AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS ESTOY AMANDO’.


Y se perderá por Álvarez Quintero la ilusión de una fábula real en el día del sueño eterno…

21.3.09

Queridos hermanos y amigos todos...

El día en que mi abuela me probó mi primera túnica, con sólo 5 años de edad, ni siquiera podía adivinar que me estaba preparando para ser nazareno de Sevilla.

Hoy es otra túnica, otro color, que junto al de aquella han marcado mi vida desde siempre. Aquel morado tornó en verde ruán en mi edad adulta, pero hay algo que sigue inamovible dentro de mí y es la sensación que provoca ser nazareno, estés donde estés.

No todo el mundo tiene o ha tenido ocasión de vestir una túnica. Yo no puedo explicar esta noche lo que se siente porque es una sensación muy personal. Tanto, que aquel que alguna vez se ha colocado un capirote sabe lo que significa. Que llevar la cara cubierta no impide hacer público manifiesto de nuestra fe.

Hoy, esas túnicas cuelgan de pomos de armarios dispuestas a ser preparadas con el amor con el que mi abuela me confeccionó aquella que hoy quiero que esté entre nosotros. Fue su manera de hacer pública su fe y de hacernos partícipes a mi padre y a mí del Amor de sus Amores, de su devoción más íntima a Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Hoy, querida abuela, quiero continuar tu legado… Gracias por enseñarme a ser Nazareno de Sevilla. Recibe un beso allá donde estés gozando del mismo rostro de la Madre de Dios y de Dios Verdadero.


Prólogo del Pregón

Sí, lo confieso, lo mío fue un amor a primera vista, la primera saeta lanzada al fondo de mi pecho y que me atravesó el alma y el sentimiento para siempre.

Te erguías, hiniesta en el horizonte, entre la bruma de la mañana, dorándote con los primeros rayos de sol que iluminaban una primavera recién estrenada. Mis ojos captaron tu orgullo y como un imán los atraías hacia ti. ¿Qué tenías que me habías cautivado para siempre? ¿Qué miradas de conquistas me lanzabas que despertaron en mí un primer amor adolescente y, hasta me atrevería a decir, platónico? Sólo era una chiquilla y ya me habías dejado una huella en el corazón… Me bastó con adentrarme por la Plaza del Museo para confirmar y reafirmar lo que acababa de sentir. Y caminando despacio, llegué por Alfonso XII a una capilla en la que había un Nazareno chiquito que abrazaba la cruz al revés…

El silbato de la maestra abstrajo mi atención y esos recuerdos quedaron dormidos en mi mente.
Horas después, María Luisa llenó mi olfato de vida, y seguía viéndote a lo lejos mantenida, engalanada,… ¿Quién eras que me atrapabas? Estaba yo en estos pensamientos cuando la maestra nos guió hasta tus pies…

Y en ese mismo instante, descubrí y decidí que quería vivir cerca de ti, que necesitaba ese tiroteo de tus ojos para mantenerme viva y que esa vida la quería compartir contigo. Con sólo doce años tomé la decisión más importante de mi vida, el sueño que algún día espero alcanzar porque en cada una de tus piedras llevas un suspiro mío.

Es por eso que, cada vez que estoy cerca, me postro a tus pies, cierro mis ojos y recupero mi niñez. Entonces soy feliz, inmensamente feliz…


Como niña engalanada

te doras al Sol sevillano

y suspiros vas dejando

en mi alma enamorada.

Eres mi torre vigía,

y mi fuente de energía,

Tú, mi Torre, Mi Giralda.




20.3.09

Pregón Cofradías 2009

Se me ha ocurrido, para aquellos que no pudieron asistir el pasado sábado, ir dejando por aquí fragmentos del pregón que tuve la ocasión de pronunciar y que fue para mí un gran orgullo poder hacerlo en mi Hermandad del Sol y rodeada de mis familiares y amigos.

Así pues, comenzamos la andadura con la portada, cosecha propia, con medios limitados pero trabajada desde el cariño y admiración más profunda a Nuestra Señora y Madre de Montserrat. La elección de tan Excelsa Señora para la portada fue una pequeña estampa de la misma, que me dió la idea de la estructura que iba a seguir para escribir el pregón.


19.3.09

Volver a nacer

Con Ella, siempre y gracias a Ella... un beso, Madre...



Gracias a ti, por la foto...

8.3.09

Costaleros de San José

En el exilio, a veces se pueden disfrutar de noches como esta que os muestro. Es el ensayo de la Asociación de Costaleros San José de Badajoz, del que pude disfrutar la noche del jueves pasado. Inauguro pues mi cuaresma dándoles un merecido homenaje a su buen hacer y su duro trabajo. Gracias a todos de corazón.