1.4.09

VIRGEN SAGRADA MARÍA…

Quiso Dios extender en esta tierra tan Mariana la Fe en su Madre Purísima y por ello, dejó caer voluntariamente cuatro semillas de Rosas repartidas por Sevilla por ser vergel bello y fructífero.

La primera de las semillas la dejó caer el Señor en la Puerta Osario para que aquellos que salieran de la ciudad, habiéndose despedido ya del Cisquero, o camino del Humilladero de la Cruz del Campo, no se olvidaran nunca que es Ella la más Pura y Limpia azucena, Flor brotada en las vegas de San Roque angustiada por las Penas del Fruto de su Santo Vientre. Contigo empieza a sonar el Magníficat el día del sueño eterno:

Engrandece mi alma al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador.
Se inclinó ante la pequeñez de su Esclava,
desde ahora me dirán dichosa todos los siglos.


¡Esperanza de San Roque, Gracia de Dios en Sevilla, Belleza delicada e impresionante fuerza poderosa que derrochas gozo por llevar en tu seno al Salvador, Virgen Sagrada María!

La segunda de las semillas de Rosa quiso el Señor dejarla en la Puerta Carmona para que fuera Trinitaria de los corazones y Altar jubiloso del Espíritu Santo. Es su mirada dulce y clara y, como Esperanza que es, condensa en su rictus el ardiente suspiro por el Mesías que ha de venir:

Maravillas hizo en mí el Poderoso
y Santo es su nombre,
su bondad por los siglos de los siglos
para aquellos que le temen.


¡Esperanza Coronada de la Trinidad que esperas la llegada del Bien entre anhelo y angustia porque sabes que, después de descendido, tu Hijo resucitará, Esperanza trinitaria, Virgen Sagrada María!


Quiso Dios llevar la tercera de las semillas hasta una tierra muy fértil que se encuentra en la otra orilla del río Guadalquivir y, para que siempre estuviera presente en la memoria de todos, le puso un nombre redondo ‘O’ al que Caro Romero dio el valor de un alfabeto por encerrar en él la Gloria de Dios y la Salvación eterna:

Desplegó fortaleza su brazo,
dispersó a los soberbios.
Derribó a los potentados de sus tronos
y encumbró a los pobres.


¡Señora de la O en la que la Promesa se hace firme y completa, Gozo de Expectación y Espejo de paciencia. Esperanza gozosa, Virgen Sagrada María!

Y al ver Dios lo hermosas que habían crecido las tres rosas anteriores, dejó caer una cuarta junto a las murallas, en el interior, para calmar la sed de Esperanza de las gentes humildes y trabajadoras de las huertas de Macario.

Si Dios le otorgó sitio, su prioste por excelencia la dotó de Ara de Plata, Sagrario en el que mora la Carne Divina, desde el que se nos muestra todo el año. Es allí donde a la pregonera le gusta ir a encontrarse con Ella, rezarle en la intimidad del espejo de su camarín y mirarLa de perfil para sentir la caricia de sus Benditos Ojos mientras observa Su rostro entre la risa y la pena que provoca en Ella conocer los designios del Fruto de su Vientre, Señor Sentenciado, que esperas en Esperanza la Resurrección eterna.

Por eso, en la madrugá, la Rosa se engalana para invadir los corazones sevillanos y llevar su nombre hasta el confín del mundo.

A los hambrientos llenó de bienes
y a los ricos despidió vacíos.
Acogió a Israel su siervo
recordando su bondad.


¡Esperanza Macarena, Flor de las Flores, Torre de Marfil, Alégrate, Hija de Sión, que el Señor te escogió para ser Madre de Dios y Madre Nuestra. Eres, Macarena, Arca de la Nueva Alianza, Virgen Sagrada María!