18.2.10

Pinto...

A veces no sólo la inspiración viene para escribir, otras veces se necesita para hacer esto...



10.2.10

Tú, mi escudo y mi Sol

Cuántas veces te he llevado en el pecho, cuántas veces me has dolido, cuántas veces al mirarte he sentido una forma de entender la vida, de avanzar y de luchar. Y hoy, todo se consuma, todo se materializa en forma de noticia, de rumor cierto que navega por las bocas de los corrillos más rancios que tiene Sevilla.

El día que te cosí a mi túnica no sabía cuán importante habrías de ser, aunque sí conocía ya a tu familia y había sentido tu espíritu en la estación de 'penitencia' -a cara descubierta, pues aún teníamos carácter de gloria- el año anterior. Sabía que determinarías un camino, que serías fruto de un trabajo y una constancia permanente en el camino trazado. Buscaba reconfortarme tras tu símbolo de victoria. Por ello, decidí unirme contigo a las filas del paso del Varón de Dolores, de ese Cristo tan ligado a mi vida desde mi infancia y que tanto y tan bien conocía aunque la serpiente y la calavera fueran otras y estuvieran en otro sitio. Y decidí acompañarlo desde la insignia que indica la presencia del Señor, que se materializa en el paso acompañado detrás por su Madre y los que con Él estuvieron. El Guión Sacramental es mi sitio, el lugar donde unida a ti y a mi túnica, como si de la mano, tú, en mi pecho, y yo, fuéramos adelante tras los pasos de Dios, pregonando silenciosamente Su presencia omnipresente y omnipotente.

Foto de mi amigo El Humilladero

Hoy ese camino se desvela hacia el Sagrario Mayor de Sevilla e iré contigo, como siempre, en mi penitencia. Ahora los pasos de Dios se dirigen a la S.I.Catedral de Santa María la Mayor. Siempre con la humildad y la seriedad que nos caracteriza, y, por supuesto, siempre pregonando tu nombre: Sol de Justicia. Y todo ello será en Sábado Santo... Felicidades, Hermanos.

A mis amigos Ana López y Manuel Leal por su fidelidad...

3.2.10

Sagrada Conversación

Por una gracia concedida...

Te veo, Madre, en este vídeo y no puedo evitar recordar el momento de tu salida en el pasado sábado de Pasión, de cómo me proteges a mí y a los míos a pesar de la distancia y de la gracia concedida después de pregonar tus fulgores. Ponerme ante ti esa tarde significó el bautismo de mi nuevo nacimiento. Agradecida por tenerte siempre, Madre del Sol.



Nunca un Sol más radiante
que el que tus rayos indican,
ni palio más elegante
que el que a Ti te cobija.
Pasión de sábado brillante,
Santo Varón que camina
el sendero maestrante
que tus hijos indican,
con ruán verde flagrante
esparto y cirios iluminan.
Seriedad en el ambiente,
rancio abolengo en Sevilla,
Plantinar iluminado,
Sábado Santo imaginan
estos nazarenos serios
del Sol de nuestras vidas.