23.5.10

A Su vera...


Si tengo que contar los años que hace que te conozco, prefiero contarlos como Rocíos no vividos por mí, pero tan sentidos para ti aquellos que viviste que me transmitiste esa sensación a pesar de la distancia.

Hoy vuelves a presentarte ante Ella con los bolsillos llenos de ilusión y tu cabeza llena de palabras de agradecimiento. No ha sido fácil, romero, andar tu camino, una vereda llena de peñascos e infortunios, y polvo, mucho polvo, tanto que a veces hasta te ha cegado. Pero hoy has dejado todo eso atrás y has vuelto a Sus Plantas como buen hijo.

A estas horas estarás a Su vera, y Ella a la tuya. Esta noche será Ella quien te arrope, quien te susurre arrullos de mansedumbre a tu oído para serenar tu espíritu. Caminará hasta ti para que puedas acogerte bajo Su manto y abrazar Su talle. Y Ella, Ella te bendecirá como todos los años, como todos los días, romero…

Cuida de él, Madre…

16.5.10

Diálogo de Aniversario




¿Os imagináis, queridos amigos, la situación que ha podido darse estas dos noches pasadas?

Las tres Señoras mantienen un diálogo distendido y alegre, provocado por la situación extraordinaria del aniversario de la Vírgen de la Lanzada.


-Soledad, ¿has visto que guapa está Buen Fín? Si parece que el tiempo no pasara por Ella…- le comenta Dolores en la recoleta capilla desde su altar principal.

-Lola, yo con lo que me he quedado asombrada es con la devoción que le profesan sus hijos… Si hubieras visto cómo estaba la puerta de nuestra casa de abarrotada…

-He visto el amor con el que la mecen sus costaleros, ¿te parece poco?

-Señoras, que yo no duermo hasta que no vuelva a mi casa y las estoy escuchando…. Anda, denme un poquito de conversación… ¿Quiénes son ustedes que no las conozco?

-Yo soy Dolores, Buen Fín, y mezo a mi Hijo dormido desde hace dos siglos y medio…

-Y yo Soledad, y al lado de vosotras soy una niña seria que pasea el Sábado Santo bajo palio de luto… Los tres formamos el grupo de titulares de la Hermandad de los Dolores Servita.

-Encantada de conoceros a ambas en esta situación extraordinaria… ¿Sabéis que yo antes vivía en San Marcos, aquí al lado? Ha sido largo mi peregrinar hasta encontrar una sede propia como San Martin… ¡Ah! y también procesiono bajo palio cada Miércoles Santo, como véis...

-Qué me vas a contar, Buen Fín... – replica Dolores con un deje sevillano tristísimo.

-¿Tú también has pasado vicisitudes? Fíjate que yo soy producto de un ultraje de las tropas francesas en los años de invasión... Los franceses destruyeron la anterior imagen y el Hno. Mayor de entonces, Marcos Valcárcel me encargó al maestro D. Juan de Astorga el 26 de junio de 1810. De todo ello se conservan los contratos en el fondo documental de la Hermandad... Qué penurias pasaron mis hijos en aquella época para salir adelante sin pasos, sin patrimonio, sólo con una fe tan grande capaz de permanecer hasta hoy día.

-¡Claro! Por eso estás hoy aquí con nosotras-exclama Sole en una expresión de regocijo propia de las niñas ilusionadas- ¡Felicidades, miarma! Que 200 años no se cumplen todos los días, ¿verdad, Lola?

-¡Ay, miarma! Sole, relájate chiquilla, que nos vas a asustar a nuestra querida invitada. Evidentemente, no se cumplen años todos los días, y menos en nosotras, a quienes las súplicas de nuestros devotos no nos arrugan la piel, sino que nos la hacen más tersa y firme cada día. Sus peticiones para interceder ante el Padre nos hacen más fuertes...

Lola se queda pensativa ante la reflexión que acaba de lanzar. 200 años no se cumplen todos los días... y los que quedan por llegar. La fe en María Santísima del Buen Fín.

A Daniel, Miguel Ángel, Alberto, Carlos y Cristina.