Dos días, para dejar los pies de la Giralda y refrescarnos a la brisa de las playas gaditanas. No se preocupen, señores, que la Torre del Mundo se queda bien custodiada, pues una Reina de Reyes la guarda desde que Isbilia pasó a ser Sevilla, desde tiempo inmemorial. Fue testigo de una conquista, y después Hernán Ruiz quiso dejarla sumamente bella para el resto de los días.
Cambiaremos su sombra, por la brisa marinera de Gades, el rumor del agua de la Plaza del Triunfo por el sonido de las olas del mar para navegar en la memoria de la historia y rendirle homenaje a la costa que separaba Isbilia del mundo sarraceno.
Dejaremos que el Sol siga iluminando nuestros días más que nunca, que refrescaremos con fresquitas de la tasca de Moe y con unos calditos de Sanlúcar. No faltarán pasos ni cofradías, el que es jartible, lo es todo el año y allá donde va. Así que posiblemente a la vuelta les deleitaremos con unas gaditanas para abrir boca del nuevo curso cofrade.
De momento, aguarden, que sólo serán unos días para volver a la sombra de la Giganta...
Dejaremos que el Sol siga iluminando nuestros días más que nunca, que refrescaremos con fresquitas de la tasca de Moe y con unos calditos de Sanlúcar. No faltarán pasos ni cofradías, el que es jartible, lo es todo el año y allá donde va. Así que posiblemente a la vuelta les deleitaremos con unas gaditanas para abrir boca del nuevo curso cofrade.
De momento, aguarden, que sólo serán unos días para volver a la sombra de la Giganta...