330 días... 330 días para volver a escuchar los cerrojos del sueño. 330 días para volver a fijarnos en el dintel de la puerta que se abre con una ilusión especial una vez al año en nuestras vidas... 330 días para volver a hacernos niños y recorrer la rampla de los recuerdos de nuestra infancia como si de la primera vez se tratara.
Serán 330 días en los que gozaremos de las Glorias de Nuestra Madre Bendita y hasta los Reyes le regalarán su nombre un caluroso mediano de agosto para recordarnos que es Madre de Dios y ascendió a los cielos llena de Pureza.
Pasarán 330 días en los que será necesario que vuelva a nacer en un portal para que despertemos a su mensaje un domíngo de primavera mirando al cielo y agradeciendo que esté despejado. Entonces, sólo entonces, nos echaremos a las calles de esta ciudad tan nuestra que nos permitimos la licencia de prestársela a Dios durante 7 días al año...
Sólo 330... no es nada... apenas el nacimiento de una nueva vida...
Serán 330 días en los que gozaremos de las Glorias de Nuestra Madre Bendita y hasta los Reyes le regalarán su nombre un caluroso mediano de agosto para recordarnos que es Madre de Dios y ascendió a los cielos llena de Pureza.
Pasarán 330 días en los que será necesario que vuelva a nacer en un portal para que despertemos a su mensaje un domíngo de primavera mirando al cielo y agradeciendo que esté despejado. Entonces, sólo entonces, nos echaremos a las calles de esta ciudad tan nuestra que nos permitimos la licencia de prestársela a Dios durante 7 días al año...
Sólo 330... no es nada... apenas el nacimiento de una nueva vida...
5 comentarios:
Menos de un año... y eso ya es poco. Para un servidor las vísperas siempre han empezado en septiembre. Y para ese mes aún queda menos.
Un beso querida Elena.
Muy corta es la espera cuando nos lleva a revivir el más hermoso sueño. La Semana Santa de Sevilla es parte de nuestra memoria y como tal nunca muere. A penas empezaremos a percibir el vacío por una Semana Santa que se marchó de nuestras vidas y un penetrante aroma de azahar nos despertará para anunciarnos que la Pasión no murió, tan sólo reposó su misterio para volver a llenarnos con su incesante goteo de sensaciones. La Semana Santa es parte de la Ciudad, como lo es su viejo Río, la Torre que baña sus pies en su orilla, la Giralda Centinela y custodia y los muchos sevillanos que no terminan de pasar por delante de ella. Falta tan poco que podemos percibir aromas de Barrio en la Plaza de España, túnicas blancas y sones de cornetas anunciado al Señor Moreno del Porvenir.
Jordi de Triana, es un orgullo que te pases por este humilde rincón... A los pies de la Giralda...
Gracias
E. Morillo
Que lejos los vemos ahora y que pronto pasarán miarma...No lo sabemo nosotro bien.
Un saludasso.
Como lo sabes amigo Moe...como lo sabes...
Un abrazo ;)
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