'Tranquilo, Fernando, que te daré la Híspalis. ¿Cómo puedes pensar lo contrario cuando llevas prendido en tu corazón y tu boca el nombre del Rey de Reyes, Ese que tuve en mi vientre durante nueve meses por la Gracia de Dios y que me dio el trono del cielo? ¿Cómo puedes creer que no te daré el Paraíso de la Híspalis llena de jardines de azahar y fuentes chorreantes de agua fresca?
Tranquilo, Fernando, ten paciencia, que te daré la Tierra y reinaremos juntos para darle el título de Muy Mariana y Muy Invicta.
Nos sentaremos tú y Yo, Fernando, dentro de la ciudad, en el que es nuestro sitio y a su debido tiempo, ya lo verás.
Tranquilo, Fernando, que no usarás la espada en nombre del Altísimo, pues Él hará entender a los sarracenos que la verdadera victoria no está en las armas sino en la Palabra.
Tranquilo, Fernando, que reinarás como lo lleva haciendo mi Hijo desde hace 1243 años pues… PER ME REGES REGNANT’
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