Falta exactamente un año, Madre, para que los muros de la catedral huelan a la Triana que te ha querido siempre. Un año, Madre, un año para sentir tu brisa de bonanza en nuestras vidas, para que vuelvas a ser ancla que vara el rumbo de nuestros corazones y nos guíes por la senda de tu nombre.
En Triana te echarán de menos, pero vas a tu casa, como aquella tarde de marzo de hace un par de años hizo tu Bendito Hijo. Te echarán de menos, pero estarán gozosos y le contarán a la Señá Santa Ana lo guapa que cruzaste el puente. Como aquella tarde de Junio, las manos más primorosas que un día jamás te tocaron -gracias Fernando por enseñarnos a quererla- estarán esperándote en el Altozano, para decirte que no tardes, que sería capaz de vender al diablo su alma por una sola de Tus Miradas, y que vuelvas pronto… que la próxima vez intentará ajustarte un poquito más la saya al talle y… no puede decirte nada más, porque no será capaz de verte entre lágrimas.
Un año, Madre, para volver a vivir la gloria de Dios mismo hecho hombre y el milagro de la vida, para volver a poner en tus sienes la corona de amor de tus hijos…
Falta exactamente un año… ¡Felicidades, Madre!
Fotografía: www.esperanza-de-triana.es
3 comentarios:
Haces emocionar hasta el corazón más rígido. Preciosas palabras!
Me has dejado sin palabras, leyendo tu texto no he parado de pensar en ese mes de mayo que sera aun mas mariano que nunca y mas puro, en el que Sevilla podra tener a su Esperanza de nuevo. Gracias
Precioso, Elena.
Nos irás deleitando poco a poco con tus textos y aquí estaremos para leerlos.
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